Por primera vez, científicos lograron transmitir los patrones del
sistema de lectura Braille en la retina de un paciente ciego. Así lo
explica un estudio clínico publicado en “Frontiers in Neuroprosthetics”.
Esto significa que las personas invidentes podrán ampliar el espectro
sensorial del lenguaje de puntos al prescindir de la lectura dactilar
tradicional.
Según la información, el participante que fue sometido al estudio ya contaba con el implante retinal Argus II,
el mismo que es usado en la actualidad por cerca de 50 personas. Este
dispositivo ya permite a los invidentes identificar colores y movimiento
de los objetos.
El sistema Argus II incluye una cámara incorporada a unos lentes
–que se encargará de captar las imágenes frente a las personas–, así
como un pequeño procesador portátil que traduce la imagen y la envía en
forma inalámbrica hacia un microchip instalado en la retina.
DIRECTO A LA RETINA
Este microchip cuenta con una rejilla de 60 electrodos adheridos quirúrgicamente a la retina del paciente. Este conjunto de electrodos estimula el nervio óptico y envía información visual al cerebro que recibe patrones de luz. Así, la persona logra la restauración parcial de la visión.
Este microchip cuenta con una rejilla de 60 electrodos adheridos quirúrgicamente a la retina del paciente. Este conjunto de electrodos estimula el nervio óptico y envía información visual al cerebro que recibe patrones de luz. Así, la persona logra la restauración parcial de la visión.
Sin embargo, en este ensayo clínico –conducido por investigadores de
Second Sight, la compañía que fabrica el dispositivo– se hizo una
variación del proceso para probar la efectividad con la lectura de
puntos Braille.
“Omitimos la cámara que es la entrada habitual para el implante y
estimulamos directamente la retina. Entonces, en lugar de sentir los
puntos de Braille con las puntas de los dedos, el paciente pudo ver los
patrones que proyecta. Luego, leyó las letras individuales en menos de
un segundo, con una precisión de 89%. No hubo fuente de ingreso de la
información, solo estimulamos la retina”, indica Thomas Lauritzen, autor
principal del artículo.
Para estimular seis de los 60 electrodos, los investigadores se
sirvieron de la computadora con la que ya contaba el sistema y le
agregaron un software de reconocimiento de letras en Braille. El
paciente demostró una precisión de 80% en la lectura de palabras cortas.
Si bien Argus II fue diseñado desde el inicio para lograr que los
invidentes puedan leer, el proceso actual del sistema convierte a la
lectura en una tarea titánica.
En los ensayos previos, demostró que descifrar solo una letra puede
tomar varias decenas de segundos, y en el caso de una palabra completa,
el tiempo se extiende a varios minutos. Por ello, para los científicos,
esta nueva opción de uso del implante abre la posibilidad de un método
más rápido de lectura.
RETINITIS PIGMENTOSA
Se llama retinosis o retinitis pigmentosa al proceso degenerativo progresivo e irreversible de la visión. Esa enfermedad daña la retina, que es la capa de tejido que se encuentra en la parte posterior del ojo y que se encarga de convertir las imágenes luminosas en señales que son recibidas e interpretadas por el cerebro.
Se llama retinosis o retinitis pigmentosa al proceso degenerativo progresivo e irreversible de la visión. Esa enfermedad daña la retina, que es la capa de tejido que se encuentra en la parte posterior del ojo y que se encarga de convertir las imágenes luminosas en señales que son recibidas e interpretadas por el cerebro.
Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH) informan
que se trata de una enfermedad generalmente hereditaria y que es
causada por muchos defectos genéticos.
En esta enfermedad, las células que controlan la visión nocturna
(bastoncillos) son más propensas a ser afectadas. Sin embargo, en
algunos casos, las células del cono retiniano son las que reciben el
mayor daño. El principal signo de la enfermedad es la presencia de
depósitos oscuros en la retina.
Los cálculos oficiales señalan que alrededor de 1,5 millones de
personas en el mundo padecen de esta enfermedad. Según el Instituto
Nacional de Oftalmología (INO), una de cada 3.700 personas en Estados Unidos sufre de ese mal, mientras que en China la tasa es de una en
cada 4.000. No se tienen cifras sobre su incidencia en nuestro país.