Clinton defiende una reforma migratoria y llama a unirse contra "fuerzas que amenazan con separarnos"


La candidata presidencial demócrata aceptó esta noche la nominación con un discurso en que hizo varias referencias a las minorías de EE.UU;  junto con cuestionar la cualidades de liderazgo de su rival, el republicano Donald Trump. 

FILADELFIA.- Apareció en el escenario de la Convención Demócrata vestida de blanco y después de cinco minutos de aplausos y ovaciones, Hillary Clinton aceptó la nominación de su partido para la elección presidencial de Estados Unidos en noviembre, con un discurso en que llamó a los electores del país, "demócratas, republicanos e independientes", además de las minorías, a unirse para enfrentar las "fuerzas poderosas que amenazan con separarnos". En esa línea, fustigó al candidato republicano Donald Trump, señalando que "quiere dividirnos del resto del mundo, y entre nosotros". Por ello, además, en el inicio de su discurso, elogió a su ex contendor en las primarias de su partido, el senador Bernie Sanders, elogiándolo por poner los temas de justicia social y económica "al frente y al centro", donde pertenecen. Y agregó que el país necesita las "ideas, energía y pasión" de los partidarios de Sanders, ya que "su causa es nuestra causa". Entre sus línea discursivas, la ex Primera Dama apeló a su experiencia para ostentar el cargo de Presidenta para marcar diferencias con su rival republicano, con el que sólo coincidió en que la economía del país no está "como quisiéramos". 

No obstante, cuestionó el liderazgo del magnate, indicando que una persona con su temperamento no puede ser el comandante de las Fuerzas Armadas ni tener el control sobre armas nucleares. También dijo que no podía creer en los insultos y ataques a las minorías de su rival, defendiendo, a diferencia de él, mejoras en la legalización de los migrantes. En ese sentido, Clinton apeló a la necesidad de una reforma migratoria en Estados Unidos, indicando que la iniciativa hará crecer la economía del país, y además consideró que las deportaciones son "inhumanas". "Creo que cuando tenemos millones de inmigrantes que trabajan duro y contribuyen a nuestra economía, sería una derrota y sería inhumano expulsarlos", señaló en referencia a las propuestas de Trump. Y fue más allá: "No construiremos un muro", afirmó, si no que en vez de eso construirá "una economía donde todo el mundo que quiera un trabajo bien pagado pueda tener uno". También denunció el "racismo sistémico" que sufren las comunidades negra y latina en EE.UU., al prometer una reforma del sistema judicial y un mayor control de las armas. "Tenemos que curar las divisiones en nuestro país", declaró. La ex secretaria de Estado, primera mujer que encabeza hacia la Casa Blanca a uno de los principales partidos de Estados Unidos, fue recibida este jueves por una multitud de alborozados delegados deseosos de ver que se haga historia en la elección de noviembre. Para Clinton, la apuesta es enorme, ya que disputará una apretada elección general con el republicano Donald Trump, un candidato poco convencional y político novato. Aun cuando ella y sus validadores argumentan que Trump no está calificado para la Casa Blanca, reconocen que el magnate inmobiliario tiene una conexión visceral con algunos votantes en una manera que la candidata demócrata no tiene.


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