Durante las competencias de salto de trampolín o saltos ornamentales, se empezó a evidenciar como la piscina utilizada en esta disciplina iba cambiando de color y muchos fueron los rumores entorno a este misterio.
Recién hoy se supo la razón verdadera de la coloración verdosa del agua, que rondaba entre la presencia de algas o cobre oxidado, y no estaban tan errados los rumores, pues se logró comprobar que la empresa encargada del mantenimiento de las mismas hizo un vertido no planificado de 160 litros de peróxido de hidrógeno, lo que neutralizó el cloro y ayudó al crecimiento de algas y otros compuestos orgánicos añadidos por los atletas que utilizaban las piscinas.
Expertos aseguran que el peróxido de hidrógeno es un compuesto que puede ser utilizado para las limpiezas de piscinas siempre y cuando no se combine con el cloro.
Debido al corto tiempo, la solución dada por los organizadores fue drenar el agua y cambiarla por los 3.725.000 litros de agua de las piscinas de entrenamientos.
Muchos atletas se quejaron de picazón de ojos, alergias al exceso de cloro, el cual estuvo siempre en los límites adecuados, mal olor y un color verdoso que no dejaba apreciar el fondo de las piscinas. Sin embargo, algunos más positivos dieron muestras de poca importancia, resaltando que se les hacía más fácil tener un punto de referencia y otros hasta hicieron bromas al respecto.
Recién hoy se supo la razón verdadera de la coloración verdosa del agua, que rondaba entre la presencia de algas o cobre oxidado, y no estaban tan errados los rumores, pues se logró comprobar que la empresa encargada del mantenimiento de las mismas hizo un vertido no planificado de 160 litros de peróxido de hidrógeno, lo que neutralizó el cloro y ayudó al crecimiento de algas y otros compuestos orgánicos añadidos por los atletas que utilizaban las piscinas.
Expertos aseguran que el peróxido de hidrógeno es un compuesto que puede ser utilizado para las limpiezas de piscinas siempre y cuando no se combine con el cloro.
Debido al corto tiempo, la solución dada por los organizadores fue drenar el agua y cambiarla por los 3.725.000 litros de agua de las piscinas de entrenamientos.
Muchos atletas se quejaron de picazón de ojos, alergias al exceso de cloro, el cual estuvo siempre en los límites adecuados, mal olor y un color verdoso que no dejaba apreciar el fondo de las piscinas. Sin embargo, algunos más positivos dieron muestras de poca importancia, resaltando que se les hacía más fácil tener un punto de referencia y otros hasta hicieron bromas al respecto.