
Por ejemplo, ¿sabían que el 95% de los cajeros automáticos de Estados Unidos aún continúa usando Windows XP? Eso significa que, ante cualquier eventualidad que pueda ocurrir a partir del 8 de abril, y que impida su correcto funcionamiento, ya no será Microsoft el encargado de buscar la solución con un parche, sino que, en este caso, cada banco deberá analizar el problema y solucionarlo por su propia cuenta.
Situación que no es la más recomendable, por supuesto, ya que, aparte del dinero que se destinaría para la investigación, entran en juego el tiempo y la seguridad. Factores que, de verse afectados, podrían desencadenar un gran problema.
Por ahora, las compañías se encuentran en negociaciones con Microsoft para que exista una prórroga del soporte a Windows XP, e incluso, algunas han optado por adquirir el soporte extendido, que a los bancos británicos les cuesta entre 50 y 60 millones de euros.
Es que, hay más de 2.2 millones de cajeros automáticos en el mundo que todavía usan Windows XP, por lo cual, que todos lleguen a ser actualizados a Windows 7 o Windows 8, resulta una situación igual de complicada.